Lecturas 3 de agosto. Lunes XVIII semana tiempor ordinario.
Vivimos en una duda que nos asalta en cada instante. Dudamos sobre lo que tenemos que hacer, lo que tenemos que ser y cómo tenemos que ser. Hay tantas posibilidades que a poco que pensemos necesariamente dudamos. Otra opción, y no por ella no menos extendida es la de no dudar nada porque no pensamos nada.
Jesús le pregunta a Pedro por qué duda. Y la respuesta es obvia, Pedro se está jugando la vida y ahí es inevitable no dudar. De hecho, en todo el Evangelio la duda está presente en relación a Jesús, ¿quién es realmente? ¿Será el Hijo de Dios? ¿Será el Mesías? ¿Será Rey? Esa duda presente en el Evangelio también se hace presente en nuestras vidas para descubrir quién es Jesús para nosotros.
Tener fe significa dudar y apostar. Alguien que tiene fe y lo tiene todo muy seguro es probable que o se engaña o que no lo tiene tanto. En todos los caminos de la fe hay espacios de oscuridad, de duda, de incertidumbre con los cuales tenemos que convivir. En tiempos de pandemia donde la duda sobre el qué va a pasar se hace a cada minuto, nos recuerda que vivir es dudar.