Lecturas 4 de diciembre. Viernes I de Adviento
Las pantallas y los libros se han llenado de palabras e imágenes que nos dicen que puede ser hacer lo que quiera si realmente lo quiero. Eso se ve aderezado de historias de transformación «superación» personal diciendo que empecé a ganar tanto dinero, adelgacé infinitos kilos y tengo el mejor trabajo y la mejor familia del mundo. Si os fijáis el problema soy yo y mi voluntad.
El Evangelio, con su gran sabiduría nos hace mirar las cosas distintas. Es Jesús quien pregunta a los ciegos si creen que puede curarles. Sitúa el diálogo más allá de la voluntad y lo lleva al campo de la fe en Jesús.
El adviento es un tiempo de fe que va de la mano con la esperanza. La pregunta es si creemos que Jesús puede hacer que esté con nosotros en nuestra vida. Es una pregunta que nos hace la PCR de si somos portadores de semillas del Evangelio, o al contrario si somos asintomáticos y además negativos. Dejémonos de mirarnos a nosotros y miremos a Jesús, el Dios que se hace niño en pocos días. ¿Creéis que puede hacerlo?