Lecturas 12 de febrero. Viernes V Semana del Tiempo Ordinario
En la pandemia nos hemos visto, encerrados, cerrados en nuestras distintas demarcaciones, cerrados en nosotros mismos, y todo ello con un cerrado contacto social. Hemos valorado la importancia de estar abiertos a tantas cosas.
La sordera se puede entender como cerrazón a la Palabra, al anuncio de la Buena Noticia. El gesto de Jesús, que se acerca, que toca, y que ordena que se abra es pura dinámica evangélica. El Evangelio nos desatasca de nuestros bloqueos y nos pone en contacto con mundo mucho más rico de lo que antes experimentábamos.
Nos toca esquivar los encierros, los bloqueos personales y sociales que nos atascan en muchos ámbitos. Entrar en la dinámica del Evangelio es primero apertura de corazón que se logra con la apertura de los sentidos. Abrámoslo para relacionarnos con toda la creación.