28 de febrero. Martes de la I semana de Cuaresma
A veces me pregunto si se nos está olvidando eso de orar. Antes se rezaba en todo momento y por todo, pero también surgía la sospecha de que pudiera ser más ritual que de corazón. Ahora me temo que que ni ritual ni de corazón. Simplemente no oramos en la vida diaria (obviamente generalizo).
Cuando los discípulos le piden a Jesús que les enseñe a orar, les enseña la oración del padre nuestro. Se trata de un texto sencillo y que recoge la enseñanza de Jesús. No es algo complejo, ni requiere gran experiencia. Es algo para cada día al igual que el pan.
Hoy podríamos encontrar un ratito para rezar con Jesús. No conmigo mismo y mis neuras, sino con Jesús. Se trata de salir de nosotros mismos y encontrarnos de corazón a corazón con aquel que nos da la vida. Feliz martes.
Que razón tienes, yo por lo menos rezo por mi misma y mis neuras, que viendo lo que tienen los demás se me cae la cara de vergüenza. A partir de ahora me dedicaré a Jesús, al Padre y al Espíritu. A ver si de esa forma les dejo un poco tranquilos con mis cosas que bastante tienen con lo que le damos entre y todos. Muchas gracias, despiertas mis fallos.