2 de mayo , Martes de la IV semana de Pascua
Muchos tiempos de la vida son en suspenso. Se trata de ese tiempo en que estamos pendientes de que suceda algo y en función de eso actuar. Esperamos a que nos admitan en la universidad, en un trabajo, al sí en una petición de boda, a un resultado médico,… Es vivir suspendidos, es decir como colgados.
Los judíos le insisten a Jesús sobre su identidad mientras no terminan de ver lo que realmente es. Es el interrogante que Jesús causa en la vida de los que lo rodean, y en este caso de sus enemigos. ¿Quién es realmente Jesús?
Los caminos de fe siempre tienen un factor de estar en suspenso. No pisamos tierra firme, sino que es como ese salto hacia adelante que damos con esperanza a que algo de alguna manera se manifieste. Feliz suspenso.