4 de mayo, jueves IV semana de Pascua
La deriva individualista nos hace menos acogedores. Nos cuesta recibir a propios y aa extraños porque en algún modo afectan nuestro espacio encastillado en forma de rutina, manías y otros ticks de la vida. Lo peor es que nuestras sociedades también se convierten en poco hospitalarias.
Recibir a Jesús significa recibir al Padre, pero para ello tenemos que mejorar en esto. Tenemos que aprender a servir, a lavar los pies, a ver la realidad del suelo de los pequeños y apartarnos de la cátedra de los grandes. Es desde ahí donde podemos recibir a Jesús y al Reino de su Padre en nuestra vida.
¿QUé es lo que me genera resistencia para recibir y acoger en mi vida? Hoy podría se run día para detectar esos miedos y bloqueos al encuentro con la gente, y que en algún modo también me puede bloquear otras cosas. Feliz jueves.