8 de noviembre, Miércoles XXXI, tiempo ordinario Dedicación de la basílica de Letrán
Se podría entender que la tierra que habitamos es la casa común. Una casa que ha caído en manos de mercaderes para explotar sus recursos en beneficio de pocos y como condena de muchos. Es una casa que se ha convertido en un gran mercado para negociar en lugar de para vivir y convivir.
Jesús ataca a los mercaderes, pero con ellos ataca y critica a quienes han permitido que la casa del Padre se convierta en un gran chiringuito. Por el camino se han olvidado del Padre, de Yahvé y se han convertido en intermediarios pagados para que la gente se encuentre y se relacione con Dios.
¿Cómo cuidamos la casa común? ¿Qué espacios utilizamos para facilitar nuestros encuentros con Dios? En un estilo cada vez más secularizado necesitamos de espacios que nos faciliten conectarnos con el fondo de nuestra vida. Feliz miércoles.