26 de diciembre, Martes San Esteban
Hay modos en que nos convertimos en gente. Nos convertimos en una gran masa amorfa que actúa de otro modo al que lo haría si estuviera en modo persona. Hablar de la gente significa hablar de un poder que es capaz de condicionar mucho la vida de quien se diferencia de la gente y recorre caminos de diversidad.
Jesús nos previene de la gente. Ese espacio que sin mucha racionalidad va a perseguir, juzgar y condenar a los discípulos animada por un impulso ciego. Para salvar a la gente hay que salvarse primero de la gente y perseverar en el Evangelio de la Buena Noticia.
Recordamos hoy al primer mártir del cristianismo, alguien que consiguió enfurecer a una gente, simplemente hablando del Evangelio. A veces nosotros estamos llamados también a diferenciarnos de la gente, y a proponer modos distintos de convivencia. Feliz martes.