11 de febrero , Domingo VI Semana Tiempo Ordinario
En esta sociedad con deseos de ser aséptica, evitamos la proximidad de lo que nos pueda resultar ser peligroso. Por eso levantamos vallas y murallas para evitar que los otros se nos acerquen y vivan al menos un poco con nosotros.
La valla de la pureza es una frontera invisible de muy difícil tránsito. El leproso se acerca a Jesús con el deseo expreso de quedar limpio. Es el deseo que le saca de la resignación y cruzar la frontera a la vida compartida de la sociedad en vez de la oscuridad solitaria de la enfermedad.
Hoy domingo es un día de mesa compartida, de eucaristía. Es una ocasión donde celebramos esa mesa que desea ser compartida con todas y todos y noe xcluir a nadie del banquete que a veces nos apropiamos en exclusividad. Feliz domingo.