10 de mayo. Viernes VI de Pascua
Por desgracia la tristeza es una experiencia inevitable en la vida. Desde la experiencia del parto hasta la misma muerte la vida está rodeada de tristeza. Pero por fortuna, también la alegría es una experiencia de la vida que nos enseña a compartirla y a vivirla con otros.
Lo de Jesús se da en un contexto de tristeza, pero el texto es el de la alegría. A pesar de los pesares el Evangelio nos debiera llevar a una experiencia de alegría profunda que sea capaz de trascender la realidad del es lo que hay para convertirla en algo nuevo.
El GPS de las coordenadas de la tristeza y de la alegría nos deben de ayduarnos a ubicarnos en el mapa de la vida. Con ellos podemos saber en qué aspectos de la vida encuentro más alegría y en cuáles tristeza. Se trata, de que distinguiéndolos, podamos conducirnos a situaciones de mayor alegría compartida. Feliz viernes.