15 de septiembre, lunes de la XXIV semana del tiempo ordinario. Bienaventurada Virgen María de los Dolores
En nuestro mundo, demasiadas madres acompañan el dolor de sus hijos: en Gaza bajo los bombardeos, en hospitales donde la enfermedad golpea, en hogares marcados por la pobreza o el abandono. Son presencias firmes en medio de la fragilidad, sosteniendo con ternura lo que parece insostenible.
El Evangelio nos muestra a Jesús elevado en la cruz y a su madre, María, de pie junto a Él. Allí, en el lugar del dolor, no huye, permanece. Su presencia silenciosa convierte la cruz en espacio de fidelidad y amor, donde lo que parece derrota se transforma en semilla de vida nueva.
Tratemos de acercarnos a los crucificados de hoy, sin miedo a la herida ni a la intemperie. Aprendamos de esas madres la fuerza callada que sostiene y no abandona. Hagamos de este día un compromiso compartido de cercanía que consuela y abre futuro.Feliz lunes.
