17 de diciembre, miércoles III de Adviento
Vivimos en una época que valora lo inmediato, lo nuevo, lo que construimos por nosotros mismos. Sin embargo, cada uno de nosotros es resultado de innumerables vidas que nos precedieron, de decisiones ajenas que tejieron el camino hasta nuestro presente. Reconocer estas cadenas humanas que nos sostienen es un acto de lucidez y humildad necesario.
El evangelio presenta la genealogía de Jesús como un largo recorrido de generaciones, nombres que atraviesan siglos y circunstancias diversas. Hay patriarcas y reyes, pero también mujeres extranjeras y episodios dolorosos como el destierro babilónico. Esta lista nos recuerda que nadie llega solo a su momento presente, que todos somos herederos de historias complejas y entrelazadas.
Podemos hoy hacer memoria de quienes nos han traído hasta aquí, de las manos que nos sostuvieron y las voces que nos educaron. Reconozcamos las raíces que nos nutren, agradezcamos los pasos que otros dieron para que nosotros pudiéramos caminar. Feliz martes.
