6 de octubre, Viernes XXVI, tiempo ordinario
Frente al happycracy, que a veces vivimos, de vez en cuando conviene considerar los abismos humanos con y en los que nos encontramos. Hay situaciones en la vida que son abismos vitales propios o compartidos, como son las depresiones, soledad, ansiedad, violencia, precariedad,… y un largo etcétera. Y es en esos momentos cuando hay que buscar la fuerza y los recursos necesarios para salir para arriba.
En el Evangelio se nos propone escuchar a Jesús para cambiar las dinámmicas. Es una invitación a salir de los engaños en los que nos enganchamos y entrar en la senda de una verdad que da vida.
Mirar a nuestros abismos propios y a los abismos compartidos es una ocasión para recordar cómo va la compasión en nuestras vidas. Es siempre una invitación a mirar la vida en el modo en que lo hace Dios, que él mismo nos acompaña en nuestros abismos. Feliz viernes.