10 de septiembre, miércoles de la XXIII semana del tiempo ordinario. Beato Gárate
En un mundo que suele aplaudir el éxito ruidoso y los logros visibles, sorprende la vida de quienes hacen grande lo pequeño. El Beato Garate, portero en la Universidad de Deusto, vivió cada día con una sonrisa y una palabra amable, demostrando que la verdadera grandeza está en servir con sencillez.
El Evangelio de hoy proclama bienaventurados a los pobres, a los que lloran, a los que son perseguidos, y advierte a quienes viven saciados y aplaudidos. Jesús invierte la lógica del mundo: en lo frágil y humilde está la promesa de plenitud. El testimonio de Garate encarna esa paradoja en su vida cotidiana.
Seguimos con el reto de descubrir la fuerza de lo pequeño. Aprendamos a vivir con sencillez, sirviendo sin esperar recompensas. Hagamos de este día un camino compartido de bondad callada y de esperanza que se contagia.
