Lecturas 6 de marzo . Sábado II de Cuaresma
A veces parece que vivimos en una deriva en la que tenemos que decir que todo está mal, que estoy mal, que tengo mucho trabajo,… Parece que lo normal es estar en modo queja. Es cierto que siempre hay motivos para quejarse, pero también existen motivos para alegrarse.
Muchas veces nos vemos como el hermano mayor, donde en vez de alegrarnos por la vuelta del hermano resulta que hacemos drama y nos descubrimos que ni somos hermanos de nuestros padres ni hijos del padre con el convivo.
El Evangelio es alegría por la fraternidad y por la vida. No una alegría ciega, sino una alegría que reconoce y vive la realidad, para transformarla. Un ejemplo es el Papa en su visita a Irak, un país devastado en el que hay muchas y enormes heridas que curar, y el reconcernos en ese camino ya es fuente de esperanza y de alegría. que tengáis un sábado de alegría.