Lecturas 29 de septiembre. Martes XXVI tiempo ordinario
La introducción de la posverdad supone el engaño de la verdad. Parece que está asumido que es permisible la mentira y el engaño al servicio de algún interés más o menos legítimo. El engaño nos disfraza la realidad y luego pasan cosas como que la gente muere por coronavirus.
Jesús reconoce a Natale como alguien en quien no hay engaño. Es un reconocimiento que también se le podía atribuir a Jesús y entre ambos nos muestran la importancia de la coherencia en la vida, la consistencia de la predicación y en definitiva la intuición de que ser verdaderos es algo importante.
El que no tiene engaño es el que confiesa a Jesús como Hijo de Dios. No sé si nosotros transparentamos, expresamos o confesamos la importancia que Jesús pueda tener en nuestras vidas, y no sé hasta qué punto este ámbito de la fe lo ponemos en un espacio negociable con la verdad, porque tal vez esté mal visto que uno se confiese creyente.