2 de julio, Domingo XIII del tiempo ordinario
Por la vida solemos caminar bastante despistados y demasiada gente puede sentirse perdida. Por un lado vivimos acelerados y a modo de hamster en una rueda sin fin, corremos intensamente para volver al mismo punto de partida; y por otro no encontramos espacios ni tiempos para encontrar referencias en nuestro camino.
Jesñus nos presenta la paradoja evangélica, encontrar la vida perdiéndola. Se trata de la paradoja del amor que nos invita a salir de nosotros mismos para encontrarnos al sediento, al profeta, al discípulo que sabe que tiene un inmenso tesoro.
Vivir situados en la vida es un ejercicio de ajuste constante. A veces nos movemos por ella sin una cartografía adecuada, pero todos tenemos herramientas que nos ayudan a ir creando nuestros propios mapas y a modo de tesoro, encontrar la vida más plena. Feliz domingo.