23 de abril. Martes IV de Pascua.
En nuestro tiempo podemos vivir cierta impaciencia, confusión, y quizás un sentido de urgencia, de hecho nos frustramos mucho sino conseguimos las cosas en el mismo momento. Esta inmediatez que pedimos a la vida, nos agota la misma vida.
En la época de Jesús, la figura del Mesías era ampliamente anticipada como un libertador político y espiritual que restauraría el reino de Israel y liberaría al pueblo de la opresión romana. Era algo que tenía que acontecer urgentemente, pero se retrasaba.
Puede ser un tiempo de mirar más allá de las expectativas terrenales, para recnocer las obras del reino de Dios. Esto es un reto para nosotros que vivimos en cierta superficialidad que nos impide ver la realidad en su profundidad. Feliz martes.