En la vida no paramos de amar de ser amados, siempre en intensidades distintas y en modos distintos. Disfrutamos en un tiempo del amor de nuestros padres, otros de nuestros amigos, de nuestros compañeros, étc.
En el Evangelio Jesús visita a sus amigos y en al escena encontramos tres modos de amar. El de Lázaro, el de Marta y el de María. Cada uno hace cosas distintas, pero los tres están con Jesús. Es un modo de entender las distintas vocaciones dentro de la Iglesia.
Hoy podríamos dedicar un tiempo a reconocer cómo nos aman. Se trata de ir poniendo y rostro a los distintos momentos que vamos viviendo y ver cómo en ellos somos amados y somos reconocidos. Feliz lunes.