9 de diciembre, martes II de Adviento
En un tiempo marcado por la cultura del descarte, donde personas y comunidades enteras quedan al margen. Dentro de una lógica de la eficiencia y la productividad, se justifica abandonar a quienes no encajan en los estándares establecidos, creando sociedades donde la exclusión se normaliza.
El evangelio presenta una lógica radicalmente distinta mediante la parábola del pastor que abandona temporalmente su rebaño para buscar a la oveja perdida. Lo extraordinario no es solo que la busque, sino la alegría desproporcionada al encontrarla, mayor incluso que por las noventa y nueve que permanecieron seguras.
Estamos llamados a construir comunidades donde nadie sea prescindible, donde cada ausencia se sienta como una herida en el cuerpo común. Esto implica desarrollar la capacidad de detectar quién falta, de salir activamente a su encuentro y de celebrar su retorno con alegría genuina. Feliz miércoles.
