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25 de febrero, Martes de la VII semana del tiempo ordinario

Nuestro mundo competitivo se obsesiona y nos obsesiona con ser los mejores, destacar y asegurarnos un puesto de privilegio. En las redes sociales, en el trabajo, incluso en las relaciones personales, parece que el éxito se mide en reconocimiento y poder. Pero esa obsesión de aparente éxito nos aleja de lo que realmente importa.

Jesús desmonta esta lógica y nos muestra otro modo. La verdadera grandeza no está en imponerse sobre los demás, sino en hacerse servidor. En su Reino, el más grande es quien se pone al servicio de todos, especialmente de los más pequeños.

De vez en cuando conviene preguntarse por el lugar que ocupamos en la vida. Conviene dilucidar si es una zona de privilegio o una zona de servicio. Desde ahí veremos si estamos más atentos a los demás o más atentos a nosotros mismos. Feliz martes.

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