El hombre de los sueños

Hoy celebramos la solemnidad de San José que a su vez también nos sirve para recordar y festejar a todos los padres. En estos días en que la convivencia se hace mucho más estrecha, tenemos que aprender a vivir de una manera distinta nuestras relaciones, y especialmente con aquellos con los que compartimos casa. La figura de José, que por un lado es muy difusa en el Nuevo Testamento, nos puede servir como icono para ver cómo convivir ante circunstancias nuevas y a veces inexplicables.

Lecturas: jueves 19 de marzo (Solemnidad de San José)

Primera lectura

Lectura del segundo libro de Samuel 7, 4-5a. 12-14a. 16

En aquellos días, vino esta palabra del Señor a Natán:
«Ve y habla a mi siervo David:
“Así dice el Señor: Cuando se cumplan tus días y reposes con tus padres, yo suscitaré descendencia tuya después de ti. Al que salga de tus entrañas le afirmaré tu reino.
Será el quien construya una casa a mi nombre y yo consolidaré el trono de su realeza para siempre.
Yo seré para él un padre y él será para mí un hijo.
Tu casa y tu reino se mantendrán siempre firmes ante mí, tu trono durará para siempre”».

Salmo

Sal 88, 2-3. 4-5. 27 y 29 R/. Su linaje será perpetuo.

Cantaré eternamente las misericordias del Señor,
anunciaré tu fidelidad por todas las edades.
Porque dijiste: «La misericordia es un edificio eterno»,
más que el cielo has afianzado tu fidelidad. R/.

«Sellé una alianza con mi elegido,
jurando a David, mi siervo:
Te fundaré un linaje perpetuo,
edificaré tu trono para todas las edades». R/.

Él me invocará: “Tú eres mi padre,
mi Dios, mi Roca salvadora”.
Le mantendré eternamente mi favor,
y mi alianza con él será estable. R/.

Segunda lectura

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos 4, 13. 16-18. 22

Hermanos:
No por la ley sino por la justicia de la fe recibieron Abrahán y su descendencia la promesa de que iba a ser heredero el mundo.
Por eso depende de la fe, para que sea según gracia; de este modo, la promesa está asegurada para toda la descendencia, no solamente para la que procede de la ley, sino también para la que procede de la fe de Abrahán, que es padre de todos nosotros.
Según está escrito: «Te he constituido padre de muchos pueblos»; la promesa está asegurada ante aquel en quien creyó, el Dios que da vida a los muertos y llama a la existencia lo que no existe.
Apoyado en la esperanza, creyó contra toda esperanza que llegaría a ser padre de muchos pueblos, de acuerdo con lo que se le había dicho:
«Así será tu descendencia».
Por lo cual le fue contado como justificación.

Evangelio del día

Lectura del santo evangelio según san Mateo 1, 16. 18-21. 24a

Jacob engendró a José, el esposo de María, de la cual nació Jesús, llamado Cristo.
La generación de Jesucristo fue de esta manera:
María, su madre, estaba desposada con José y, antes de vivir juntos, resultó que ella esperaba un hijo por obra del Espíritu Santo.
José, su esposo, como era justo y no quería difamarla, decidió repudiarla en privado. Pero, apenas había tomado esta resolución, se le apareció en sueños un ángel del Señor que le dijo:
«José, hijo de David, no temas acoger a María, tu mujer, porque la criatura que hay en ella viene del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo y tú le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de los pecados».
Cuando José se despertó, hizo lo que le habla mandado el ángel del Señor.

Comentario

El Papa Francisco nos muestra a San José como el hombre de los sueños. Por un lado encontramos a José como aquel a quien en sueños le hablaba el Señor y aquel que fue descubriendo su misión y por tanto su vocación, a través de distintos sueños. Es frecuente que en la tradición bíblica se represente los sueños como lugar de comunicación con Dios. Hoy nosotros también podemos soñar en un doble sentido. Por un lado podemos soñar con un mundo distinto al que tenemos, en unas condiciones nuevas, justas y ciertamente muy distinto a este momento que vivimos. Pero muchas veces ese sueño es un sueño individual. Los sueños, como los de José, están relacionados con la historia de la salvación, están relacionados con el sueño de Dios con nosotros, es decir el sueño de Dios para toda la familia humana.

Hoy nos toca soñar juntos con Dios, nos toca soñar a cada uno de nosotros cómo podemos colaborar en nuestra convivencia particular, pero también en nuestra convivencia como familia humana. Ojalá que este tiempo de hibernación nos ayude a soñarnos de manera diferente, de una manera que sea más próxima a cómo Dios nos sueña.

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Esa es vuestra sabiduría y vuestra inteligencia

Seguimos en nuestro camino de cuaresma y camino de la cuarentena. Sabemos donde termina el primer camino, es un camino que recorremos cada año, pero no sabemos cuándo terminará el segundo. Este segundo camino requiere la sabiduría y la inteligencia necesaria para no perdernos demasiado y para acertar mejor en las decisiones individuales y colectivas. La ciencia es un conocimiento absolutamente necesario, pero que ha su vez debe de ayudarse de la sabiduría y la inteligencia espiritual de muchas tradiciones para que nos dispongan mejor para estos dos caminos.

Lecturas: miércoles 18 de marzo (3ª semana de Cuaresma)

Primera lectura

Lectura del libro del Deuteronomio 4, 1. 5-9

Moisés habló al pueblo, diciendo:
«Ahora, Israel, escucha los mandatos y decretos que yo os enseño para que, cumpliéndolos, viváis y entréis a tomar posesión de la tierra que el Señor, Dios de vuestros padres, os va a dar.
Mirad: yo os enseño los mandatos y decretos, como me mandó el Señor, mi Dios, para que los cumpláis en la tierra donde vais a entrar para tomar posesión de ella.
Observadlos y cumplidlos, pues esa es vuestra sabiduría y vuestra inteligencia a los ojos de los pueblos, los cuales, cuando tengan noticia de todos estos mandatos, dirán:
“Ciertamente es un pueblo sabio e inteligente esta gran nación”.
Porque ¿dónde hay una nación tan grande que tenga unos dioses tan cercanos como el Señor, nuestro Dios, siempre que lo invocamos?
Y ¿dónde hay otra nación tan grande que tenga unos mandatos y decretos tan justos como toda esta ley que yo os propongo hoy?
Pero, ten cuidado y guárdate bien de olvidar las cosas que han visto tus ojos y que no se aparten de tu corazón mientras vivas; cuéntaselas a tus hijos y a tus nietos».

Salmo

Sal 147, 12-13. 15-16. 19-20 R/. Glorifica al Señor, Jerusalén

Glorifica al Señor, Jerusalén;
alaba a tu Dios, Sión.
Que ha reforzado los cerrojos de tus puertas,
y ha bendecido a tus hijos dentro de ti. R/.

Él envía su mensaje a la tierra,
y su palabra corre veloz;
manda la nieve como lana,
esparce la escarcha como ceniza. R/.

Anuncia su palabra a Jacob,
sus decretos y mandatos a Israel;
con ninguna nación obró así,
ni les dio a conocer sus mandatos. R/.

Evangelio del día

Lectura del santo evangelio según san Mateo 5, 17-19

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«No creáis que he venido a abolir la Ley y los Profetas: no he venido a abolir, sino a dar plenitud.
En verdad os digo que antes pasarán el cielo y la tierra que deje de cumplirse hasta la última letra o tilde de la ley.
El que se salte uno solo de los preceptos menos importantes y se lo enseñe así a los hombres será el menos importante en el reino de los cielos.
Pero quien los cumpla y enseñe será grande en el reino de los cielos».

Comentario:

Hoy se nos invita a hacer memoria. El autor de este pasaje del Deuteronomio, pone en boca de Moisés algo muy importante en la tradición judía, que es hacer memoria para recordar quién somos. Una memoria que evoca al cumplimiento de los mandatos de la Alianza y que se vincula a la tierra prometida. A su vez ese ejercicio de memoria, nos recordará y nos hará presentes la cercanía de Dios a nuestra historia Muchas veces se nos olvida que Dios está a nuestro lado, que camina con nosotros, que vive en nosotros; y es en ese olvido cunado a veces lo buscamos mucho más lejos de lo que está. Ignacio de Loyola, en la contemplación para alcanzar amor nos lo dice muy bonitamente, hacer memoria de los beneficios recibidos. Es por tanto una invitación a que busquemos en la memoria esa presencia cercana de Dios.

Estos días son una ocasión estupenda para hacer memoria personal y compartida. Podemos mirar las fotos recientes y antiguas. Podemos recordar nuestros momentos que han significado un hito en nuestra vida, como la boda, bautizos, comuniones, fiestas, encuentros con amigos,trabajo. Es un tiempo que podemos hacer memoria también ordenando las fotos más recientes del móvil. Así es un tiempo para recordarnos quién y con quién somos lo que somos.

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Ten paciencia conmigo

Seguimos este camino cuaresmal y de cuarentena. Gracias a los distintos medios de comunicación abrimos los ojos al mundo, vemos datos, vemos historias, vemos memes; y nos hacemos una idea de este mundo. Hoy os traemos de nuevo, la palabra de Dios que quiere inspirar esa mirada al mundo.

Lecturas: martes 17 de marzo (3ª semana de cuaresma)

Primera lectura

Lectura de la profecía de Daniel 3, 25. 34-43

En aquellos días, Azarías, puesto en pie, oró de esta forma; alzó la voz en medio del fuego y dijo:
«Por el honor de tu nombre,
no nos desampares para siempre,
no rompas tu alianza,
no apartes de nosotros tu misericordia.
Por Abrahán, tu amigo; por Isaac, tu siervo;
por Israel, tu consagrado;
a quienes prometiste multiplicar su descendencia
como las estrellas del cielo,
como la arena de las playas marinas.
Pero ahora, Señor, somos el más pequeño
de todos los pueblos;
hoy estamos humillados por toda la tierra
a causa de nuestros pecados.
En este momento no tenemos príncipes,
ni profetas, ni jefes;
ni holocausto, ni sacrificios,
ni ofrendas, ni incienso;
ni un sitio donde ofrecerte primicias,
para alcanzar misericordia.
Por eso, acepta nuestro corazón contrito
y nuestro espíritu humilde,
como un holocausto de carneros y toros
o una multitud de corderos cebados.
Que este sea hoy nuestro sacrificio,
y que sea agradable en tu presencia:
porque los que en ti confían
no quedan defraudados.
Ahora te seguimos de todo corazón,
te respetamos, y buscamos tu rostro;
no nos defraudes, Señor;
trátanos según tu piedad,
según tu gran misericordia.
Líbranos con tu poder maravilloso
y da gloria a tu nombre, Señor».

Salmo

Sal 24, 4-5a. 6 y 7cd. 8-9 R/. Recuerda, Señor, tu ternura

Señor, enséñame tus caminos,
instrúyeme en tus sendas:
haz que camine con lealtad;
enséñame, porque tú eres mi Dios y Salvador. R/.

Recuerda, Señor, que tu ternura
y tu misericordia son eternas;
acuérdate de mí con misericordia,
por tu bondad, Señor. R/.

El Señor es bueno y es recto,
y enseña el camino a los pecadores;
hace caminar a los humildes con rectitud,
enseña su camino a los humildes. R/.

Evangelio del día: martes de la tercera semana de cuaresma.

Lectura del santo evangelio según san Mateo 18, 21-35

En aquel tiempo, acercándose Pedro a Jesús le preguntó:
«Señor, si mi hermano me ofende, ¿cuántas veces tengo que perdonarlo? ¿Hasta siete veces?».
Jesús le contesta:
«No te digo hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete.
Por esto, se parece el reino de los cielos a un rey que quiso ajustar las cuentas con sus criados. Al empezar a ajustarlas, le presentaron uno que debía diez mil talentos. Como no tenía con qué pagar, el señor mandó que lo vendieran a él con su mujer y sus hijos y todas sus posesiones, y que pagara así. El criado, arrojándose a sus pies, le suplicaba diciendo:
“Ten paciencia conmigo y te lo pagaré todo”.
Se compadeció el señor de aquel criado y lo dejó marchar, perdonándole la deuda. Pero al salir, el criado aquel encontró a uno de sus compañeros que le debía cien denarios y, agarrándolo, lo estrangulaba diciendo:
“Págame lo que me debes”.
El compañero, arrojándose a sus pies, le rogaba diciendo:
“Ten paciencia conmigo y te lo pagaré”.
Pero él se negó y fue y lo metió en la cárcel hasta que pagara lo que debía.
Sus compañeros, al ver lo ocurrido, quedaron consternados y fueron a contarle a su señor todo lo sucedido. Entonces el señor lo llamó y le dijo:
“¡Siervo malvado! Toda aquella deuda te la perdoné porque me lo rogaste. ¿No debías tú también tener compasión de tu compañero, como yo tuve compasión de ti?”.
Y el señor, indignado, lo entregó a los verdugos hasta que pagara toda la deuda.
Lo mismo hará con vosotros mi Padre celestial, si cada cual no perdona de corazón a su hermano».

Comentario:

El profeta Daniel describe una situación complicada, fuera de lo que debería ser lo normal. Una situación en la que, con esperanza, se busca el rostro de Dios. En este tiempo del extraño del coronavirus , también es un tiempo de búsqueda de Dios en nuestras vidas. Un Dios que sea capaz de dar sentido y de dar esperanza a esto que vivimos y que no esperábamos. Un Dios que en nuestras vidas pueda tener una presencia más profunda de una manera nueva. Para eso la tradición espiritual de nuestra Iglesia tiene muchas herramientas, que nos ayudan a buscar ese rostro de Dios, y que este tiempo puede ser una ocasión estupenda para ello.

«Ten paciencia conmigo» es lo que dice el protagonista de la parábola de Jesús. Ahora que estamos conviviendo más estrechamente con los nuestros, es una ocasión para ejercer la paciencia, pero sobre todo para reconocer como los nuestros la ejercen con cada uno de nosotros. Convivir conlleva el roce, y del roce nace el amor, aunque también el conflicto. Los roces de cada día nos pueden ayudar a profundizar en el profundo vínculo que nos une a otros, y valorarlos en toda su grandeza. Así que esta convivencia forzada es una escuela de la paciencia, no de la resignación; sino una paciencia que surge del ejercicio diario de la reconciliación que nos lleve a la convivencia. Este roce, esta paciencia y esta reconciliación para la convivencia a nivel doméstico son una magnífica escuela para que podamos convivir a nivel social.

Ojalá que la búsqueda del rostro de Dios, nos lleve a la búsqueda del rostro del otro, otra; para que podamos convivir, es decir, Vivir juntos.

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Espíritu de CUARE(sma)(ntena)

En este tiempo de aislamiento queremos unirnos a las situaciones de tantas personas, en especial a las de la comunidad universitaria de la Universidad de Deusto. Queremos acercarnos a todos, primero con la palabra de Dios, que es palabra que inspira, y después con un comentario a la misma, del mismo modo que solemos hacer en nuestra Eucaristía diaria. Para ello algunos jesuitas  de la Universidad nos encargaremos de esta tarea. Nos gustaría que fuera un tiempo para orar los unos por los otros, y así fortalecer la esperanza y la unión de ánimos. 

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Lecturas: lunes 16 de marzo (3ª semana de Cuaresma)

Primera lectura

Lectura del segundo libro de los Reyes 5, 1-15a

En aquellos días, Naamán, jefe del ejército del rey de Siria, era hombre notable y muy estimado por su señor, pues por su medio el Señor había concedido la victoria a Siria.
Pero, siendo un gran militar, era leproso.
Unas bandas de arameos habían hecho una incursión trayendo de la tierra de Israel a una muchacha, que pasó al servicio de la mujer de Naamán. Dijo ella a su señora:
«Ah, si mi señor pudiera presentarse ante el profeta que hay en Samaría. Él lo curaría de su lepra».
Fue (Naamán) y se lo comunicó a su señor diciendo:
«Esto y esto ha dicho la muchacha de la tierra de Israel».
Y el rey de Siria contestó:
«Vete, que yo enviaré una carta al rey de Israel».
Entonces tomó en su mano diez talentos de plata, seis mil siclos de oro, diez vestidos nuevos y una carta al rey de Israel que decía:
«Al llegarte esta carta, sabrás que te envío a mi siervo Naamán para que lo cures de su lepra».
Cuando el rey de Israel leyó la carta, rasgó sus vestiduras, diciendo:
«¿Soy yo Dios para repartir vida y muerte? Pues me encarga nada menos que curar a un hombre de su lepra. Daos cuenta y veréis que está buscando querella contra mí».
Eliseo, el hombre de Dios, oyó que el rey de Israel había rasgado sus vestiduras y mandó a que le dijeran:
«Por qué has rasgado tus vestiduras? Que venga a mí y sabrá que hay un profeta en Israel».
Llegó Naamán con sus carros y caballos y se detuvo a la entrada de la casa de Eliseo. Envió este un mensajero a decirle:
«Ve y lávate siete veces en el Jordán. Tu carne renacerá y quedarás limpio».
Naamán se puso furioso y se marchó diciendo:
«Yo me había dicho: “Saldrá seguramente a mi encuentro, se detendrá, invocará el nombre de su Dios, frotará con su mano mi parte enferma y sanaré de la lepra”. El Abaná y el Farfar, los ríos de Damasco, ¿no son mejores que todas las aguas de Israel? Podría bañarme en ellos y quedar limpio».
Dándose la vuelta, se marchó furioso. Sus servidores se le acercaron para decirle:
«Padre mío, si el profeta te hubiese mandado una cosa difícil, ¿no lo habrías hecho? ¡Cuánto más si te ha dicho: “Lávate y quedarás limpio”!».
Bajó, pues, y se bañó en el Jordán siete veces, conforme a la palabra del hombre de Dios. Y su carne volvió a ser como la de un niño pequeño: quedó limpio.
Naamán y toda su comitiva regresaron al lugar donde se encontraba el hombre de Dios. Al llegar, se detuvo ante él exclamando:
«Ahora conozco que no hay en toda la tierra otro Dios que el de Israel».

Salmo

Sal 41, 2. 3; 42, 3. 4 R/. Mi alma tiene sed del Dios vivo: ¿cuándo veré el rostro de Dios?»

Como busca la cierva corrientes de agua,
así mi alma te busca a ti, Dios mío. R/.

Mi alma tiene sed de Dios, del Dios vivo:
¿cuándo entraré a ver el rostro de Dios? R/.

Envía tu luz y tu verdad:
que ellas me guíen
y me conduzcan hasta tu monte santo,
hasta tu morada. R/.

Me acercaré al altar de Dios,
al Dios de mi alegría;
y te daré gracias al son de la cítara,
Dios, Dios mío. R/.

Evangelio del día

Lectura del santo evangelio según san Lucas 4, 24-30

Habiendo llegado Jesús a Nazaret, le dijo al pueblo en la sinagoga:
«En verdad os digo que ningún profeta es aceptado en su pueblo. Puedo aseguraros que en Israel había muchas viudas en los días de Elías, cuando estuvo cerrado el cielo tres años y seis meses y hubo una gran hambre en todo el país; sin embargo, a ninguna de ellas fue enviado Elías sino a una viuda de Sarepta, en el territorio de Sidón. Y muchos leprosos había en Israel en tiempos del profeta Eliseo, sin embargo, ninguno de ellos fue curado sino Naámán, el sirio».
Al oír esto, todos en la sinagoga se pusieron furiosos y, levantándose, lo echaron fuera del pueblo y lo llevaron hasta un precipicio del monte sobre el que estaba edificado su pueblo, con intención de despeñarlo.
Pero Jesús se abrió paso entre ellos y seguía su camino.

Comentario:

A veces la vida es más sencilla de lo parece. En la primera lectura nos aparece el clásico texto de Naamán el sirio. Alguien que viene de una corte refinada en su tiempo y que espera una curación espectacular para su enfermedad. El hecho es que sólo se le pedía que se bañara en el río, y a pesar de su enorme resistencia con el concurso de su criado, por fin se bañó y se curó.

En este contexto de COVID19, hay cosas muy sencillas que se nos piden , tales como lavarnos las manos, cuidar la distancia respecto a otras personas, quedarnos en casa. Pero no es cosa de ser ingenuos, sino que ha su vez ha de dialogar con el contexto tan complejo en el que vivimos.

El Evangelio a su vez nos abre la mirada mucho más. Este fenómeno a veces nos hace mirarnos dentro de nosotros, y solo fijarnos en lo nuestro y en nuestra situación. El sábado pasado un médico desde urgencias nos pedía que también nos fijáramos en otras realidades de necesidad de nuestro mundo. Es un magnífico testimonio a abrir nuestro corazón, y como diría Ignacio de Loyola, a salir desde nuestro propio querer e interés.

Mucho ánimo a todas y todos.

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Paz, justicia e instituciones sólidas

Tiempo de Adviento, tiempo para cambiar.

Las amenazas de homicidio intencional, la violencia contra los niños, la trata de personas y la violencia sexual, son temas importantes que debe ser abordados para crear sociedades pacíficas e inclusivas. Para hacer frente a estos desafíos y construir sociedades más pacíficas e inclusivas, es necesario que se establezcan reglamentaciones más eficientes y transparentes, y presupuestos gubernamentales integrales y realistas.

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Vida de ecosistemas terrestres

Tiempo de Adviento, tiempo para cambiar.

Actualmente, 13 millones de hectáreas de bosque desaparecen cada año y la degradación persistente de las zonas áridas está provocando además la desertificación de 3600 millones de hectáreas. Al proteger los bosques, también podremos fortalecer la gestión de los recursos naturales y aumentar la productividad de la tierra. Por lo que es necesario realizar esfuerzos para gestionar los bosques y combatir la desertificación.

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Vida Submarina

Tiempo de Adviento, tiempo para cambiar.

Los océanos del mundo —su temperatura, química, corrientes y vida— mueven sistemas que hacen que la Tierra sea habitable para la humanidad. Las áreas marinas protegidas deben ser administradas de manera efectiva, contar con recursos suficientes y regulaciones que ayuden a reducir la sobrepesca, la contaminación marina y la acidificación de los océanos.

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Acción por el Clima

Tiempo de Adviento, tiempo para cambiar.

El cambio climático afecta a todos los países en todos los continentes, produciendo un impacto negativo en su economía, la vida de las personas y las comunidades. Es un problema que requiere que la comunidad internacional trabaje de forma coordinada y precisa para que los países en desarrollo avancen hacia una economía baja en carbono.

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Habe

Abendualdia, aldaketarako garaia. Egin aditzak esanahi berezia dauka egun hauetan. Abendualdia aldaketa garaia da eta, horregatik, ez da nahikoa buruarekin pentsatu eta bihotzarekin sentitu: errealitatea gure eskuekin aldatu behar da. Egitea, Jesusek egin zuen bezala, errealitatea aldatzea da.

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Producción y consumo sostenible

Tiempo de Adviento, tiempo para cambiar.

El consumo y la producción sostenibles consisten en fomentar el uso eficiente de los recursos y la energía, la construcción de infraestructuras que no dañen el medio ambiente, la mejora del acceso a los servicios básicos y la creación de empleos ecológicos, justamente remunerados y con buenas condiciones laborales. El objetivo del consumo y la producción sostenibles es hacer más y mejores cosas con menos recursos.

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