Lecturas 28 de mayo, Jueves VII semana de Pascua
Mirar las distintas fuentes de información, periódicos, telediarios, redes sociales a veces resulta deprimente. En un momento que requiere unidad, colaboración e ir todos a una; nos encontramos con respuestas dispersas, contradictorias e incluso agresivas frente al distinto.
La invitación de Jesús en su oración al Padre es el de la comunión. La comunión es eso que nos congrega como comunidad, como familia humana, afectiva y efectivamente conectados con los unos y los otros, así como conectados a la naturaleza. Vivirnos en comunión es vivirnos en una armonía que me temo aún no vivimos.
Trabajar por la comunión es algo muy difícil, porque las tentaciones de renegar de los otros son muchas y a veces razonables. Se trata de una dificultad que debemos vencer primero en nuestro corazón, para ser generosos, para llevar a buena parte lo que otros hacen y dicen, y para entender que en ello nos va la vida, como ocurrió con Jesús.