Lecturas 15 de junio, martes, XI semana del tiempo ordinario
Cuando leemos la palabra perfecto en nuestra imaginación aparecen cosas que no necesariamente hablan de Dios. Más bien hablan de algunas idealizaciones y de imágenes nuestras en un espejo que nos habla de nuestro cuerpo, de nuestro estatus y de nuestra virtud.
Jesús propone la perfección en el amor que traspasa las fronteras hasta más allá del enemigo. El espejo no es uno mismo, sino el Padre que tanto amó al mundo. Jesús esto lo vivió en su camino al Gólgota, y en algún modo es una de las esencias del Evangelio.
Amar a fondo es poner patas arriba nuestros esquemas. Significa abrir la ventana al Espíritu para que nos desinstale y nos ponga en un camino que tiene como horizonte el encuentro. Ese camino no necesita de cosas, sino que el único equipaje es un corazón libre y dispuesto a amar.
Gracias por dejar claro y con sencillez, entendible a todas las mentes y espíritus, cuál es la forma y desde dónde debemos vivir, para ser verdaderamente felices y crear un mundo donde todas las personas tengamos cabida. Tenemos que crear un mundo cohexionado donde nos relacionemos a través del Amor. Será un camino duro y difícil, ya que tenemos creadas muchas normas, estatus, falsas superioridad, que tendremos que ir desechando. Milaezker.