5 de abril . Viernes de la Octava de Pascua
Toda vida está llena de rutina. Tiempo para trabajar, para dormir, para el ocio e incluso tiempo para comer. Pero la rutina se llena de la magia de los encuentros, que en muchas culturas son en torno a los alimentos. El compartir alimentos fortalece los vínculos.
JEsús aparece misteriosamente de la nada en el contexto cotidiano de los pescadores. En el fracaso de la noche aparece convirtiéndose en uan pesca espectacular, pero sobre destaca el momento en que Jesús les invita a almorzar. En ese momento se fragua y se celebra la amistad, sin grandes palabras pero con hondos sentimientos.
El amorzar juntos hace mucha magia aunque a veces de pereza. Es una invitación a compartir los alimentos y con ellos la vida pasada, presente y futura; y es momento de re-comprometerse mutuamente. Feliz viernes. Aleluya, Aleluya.