Lecturas 29 de julio. Miércoles XVII tiempo ordinario.
¿Por qué apostaríamos la vida? ¿En qué nos la jugaríamos? En tiempos en que se confunde el todo con el mucho, en tiempos donde el amor según dure, en tiempos en que el compromiso se mantiene mientras que,.. surge la pregunta por el todo.
Jesús es el que nos muestra el camino de la totalidad. Alguien que se da del todo para siempre. Apunta a unos absolutos que se nos hacen inasumibles para nosotros, que como decían en la película «Amanece que es poco», somos contingentes. De hecho, asomarnos al absoluto nos da un enorme vértigo.
Pero por contraste tenemos una necesidad más o menos oculta de absoluto. Necesitamos que el amor sea incondicional, necesitamos creer en algo que trascienda la propia realidad, necesitamos al menos la idea de plenitud en contraste con nuestra fragilidad. Es un camino que tiene muchas puertas, el asunto es encontrar la nuestra.