13 de diciembre, Miércoles I Adviento
En esta sociedad acelerada la prisa se nos ha metido hasta en los huesos. Parece que cada vez tenemos menos tiempo mientras que cada vez se nos exige que atendamos a más asuntos. Eso hace que nos sintamos, sin saber muy bien por qué, con un cansancio permanente.
Se ve que lo del cansancio y el agobio no es una cosa exclusiva de nuestros tiempos. Jesús llama a quienes están cansados y agobiados en la Judea de aquel tiempo; pero es que la gente vivía muy malamente. El Evangelio nos propone mirar a Jesús para poner remedio al cansancio y al agobio.
A veces nos tenemos que hacer mirar eso de estar cansados. Es un síntoma de otras cosas de la vida que nos hace despistarnos de aquello que es importante y fundamento en la vida de cada uno. Es una invitación a mirar qué es lo que realmente nos da vida y no lo que nos gasta la vida. Feliz miércoles.