Lecturas 12 de diciembre. Sábado II Semana de Adviento
Hay momentos en los que nos entra un deseo arrebatador de renovar todo y querer empezar de cero. Queremos cambiar de lugar de vida, de ropa, de cuerpo, de costumbres, de trabajo, e incluso queremos cambiar la sociedad. Pero sólo nos tenemos que detener un poco para ver cómo nos cuesta cambar hasta la hora de levantarnos de la cama cada día.
En el Evangelio nos hablan de Elías, el gran profeta y renovador de Israel. Muy alabado en su memoria, pero en su tiempo, tampoco cambió tantas cosas. Jesús nos anima a descubrir lo que ya hay de cambio, que viene con el anuncio de Juan el Bautista.
Adviento es tiempo de renovar, pero igual no es tanto de reformar la casa u otras cosas exteriores. Es tiempo de hacer nuevo nuestro amor por los nuestros (familia, amigos, compañeros,…) es tiempo de hacer nuevo nuestro modo de creer en Dios, igual es tiempo de dejar a Dios que lo haga en nosotros. Dejémosle sitio entre tanta cosa que nos ocupa, hagamos un poco de vacío para que venga Dios y nos renueve.