Lecturas: sábado 4 de abril (5ª semana de Cuaresma)
Y Jesús pasaba allí el tiempo hasta que llegara la Pascua. Este confinamiento nos está enseñando a pasar el tiempo, a ver cómo pasa, a experimentar lo que tarda en pasar, y a esperar a que pase cuanto antes. De hecho estamos expectantes a que pase el tiempo del confinamiento y podamos celebrar nuestra pascua social.
Entretanto estamos cada uno en casa, atentos a las noticias, atentos a los signos de los tiempos que nos ayuden a gestionar las distintas incertidumbres. Hay unas que son prioritarias, como son las propias del cuidado de la salud y especialmente de los que están padeciendo. Hay otras incertidumbres que nos hacen mirar al futuro preguntándonos si podremos volver a clase, si podremos viajar, si podremos ir al fútbol o si nos podremos juntar en las iglesias.
Pero, las preguntas se quedan al aire y concluimos que hay que seguir esperando. Esperar a que con el paso de los días y viendo la evolución de la realidad sanitaria iremos despejando incógnitas, iremos decidiendo qué vamos a hacer, iremos viendo cómo afrontar las dificultades económicas y sociales. Pero también pensar en qué vamos hacer cuando termine esto, cómo lo vamos a celebrar, cómo nos vamos a abrazar a besar y a sentir el toque humano que nos ha faltado en este tiempo. Mientras, estmaos como Jesús: pasaba allí el tiempo.
…y recordaremos la pasión y muerte de Jesús, terminaremos celebrando la Pascua de Resurrección, que nos salva de todas las pruebas para la Vida eterna. ¡¡Alabado sea Dios!!