10 de diciembre, miércoles II de Adviento
Vivimos en una época de agotamiento colectivo donde el cansancio físico y emocional se ha normalizado como parte inevitable de la existencia. Las cifras de estrés, ansiedad y burnout no dejan de crecer. Muchas personas se sienten atrapadas en dinámicas que les pesan, sin encontrar espacios genuinos de alivio o descanso.
El texto evangélico presenta una invitación radical dirigida a quienes se sienten agobiados.La propuesta no consiste en eliminar toda carga, sino en sustituir los yugos opresivos por uno diferente, caracterizado por la mansedumbre y la humildad.
Hoy podríamos reconocer el peso que llevamos sin avergonzarnos de nuestra fatiga ni fingir una fortaleza que no sentimos. Busquemos aquello que aligere nuestro modo de vida en lugar de añadirle más tensión. Aprendamos a distinguir entre los yugos que nos humanizan y aquellos que simplemente nos agobian. Feliz miércoles.
