22 de mayo. Miércoles VII semana del tiempo ordinario
Vivimos en un mundo que crea barreras y excluye a quienes no pertenecen al grupo nirmativo y eso general demasiada intoleranzaia y exlusión en nuestros modos de vida compartidos. Se traza una línea en la que se convierte en la frontera de los nuestros contra los no nuestros.
El Evangelio subraya la importancia de reconocer y valorar el bien que otros hacen, incluso si no pertenecen a nuestro círculo cercano. Jesús nos enseña que el verdadero criterio para la aceptación no es la pertenencia a un grupo específico, sino la acción positiva realizada en su nombre.
La invitación de hoy nos impulsa a derribar las barreras que nos dividen y a reconocer el bien en los demás, independientemente de su afiliación. Esta apertura y aceptación no solo fortalecen la unidad dentro de la comunidad cristiana, sino que también promueven un mundo para todas y todos. Feliz miércoles.