El pasado 21 de diciembre tuvo lugar la 3ª sesión de los TheoLabs en la Sala de Prensa de la UD. La ponente fue Ana Isabel Estévez, profesora de la Facultad de Psicología de la UD, quien habló durante casi una hora sobre las relaciones de pareja desde su experiencia como terapeuta y como mujer casada: “Nadie elige lo que aprende. Todo lo que aprendemos nos conforma y nos da una visión del mundo. Esto también sucede con las relaciones de pareja; el modo como nos comportamos con nuestra pareja es, en gran medida, algo aprendido”. A día de hoy, especialmente entre los adolescentes, “las relaciones de pareja se caracterizan por la inmediatez y por la poca tolerancia a la frustración. La pareja es considerada como un artículo de consumo, no hay un otro. Además, ante la presión del grupo, la valía personal está condicionada por la tenencia de pareja”. A lo largo de su intervención Ana aportó una serie de consejos dirigidos a hacer de la vida en pareja algo más satisfactorio y, sobre todo, “para tener un modelo del que merezca la pena aprender algo”:
– Antes de vivir en pareja primero hay que aprender a vivir con uno mismo y luego con el otro, cuyas prioridades, necesidades e historia son totalmente diferentes a las propias.
– Es un error volcar en el otro lo que nos gustaría que fuera. “Esta es una de las cuestiones que más surge en las terapias de pareja”, apuntó Ana.
– Otro error frecuente es considerar a la pareja como una propiedad.
– En las relaciones de pareja cobra especial relevancia el principio bíblico “Amarás al prójimo como a ti mismo”. A veces nos quedamos sólo con el prójimo y nos olvidamos de nosotros mismos. Según Ana, “esto es algo que sucede con claridad en aquellas situaciones en las cuales la chica sufre violencia”.
– No debemos olvidarnos de que hay que cuidar al otro, pero también a uno mismo.
– El otro no es el enemigo, sino el amigo, el confidente.
– El respeto es esencial. Un fenómeno característico de las relaciones de hoy en día es la falta de respeto. Es entre los adolescentes un fenómeno muy extendido.
– Es necesario contar con un espacio propio, sentirse a gusto con uno mismo.
– Hay que huir de la fantasía. Las relaciones de pareja basadas en la idealización no son reales. No se debería atribuir nada al otro.
– En toda relación las cosas dejan de ser como eran, como nos gustaban: los hijos ya no dependen, la pareja envejece… Todo evoluciona. La aceptación de los cambios que van sucediendo no es algo que sucede de forma pasiva. Hay que involucrarse en esa aceptación.
– El otro hace cosas sencillamente porque es otro, pero también es bueno compartir lo que cada uno hace con la otra persona.
– Es fundamental recordar los momentos positivos, los momentos “de calidad”.
– Tampoco debemos pasar por alto la cantidad: es vital pasar tiempo el uno junto al otro.
– Las personas que nos rodean no adivinan nuestros pensamientos. Que nos conozcan, no significa que lo sepan todo de nosotros (error del adivino). No hay que dar nada por supuesto. De ahí la importancia de la comunicación. Es esencial escuchar al otro para saber lo que necesita. La dificultad en la comunicación reside en el miedo a ser vulnerables.
– No debemos quedarnos paralizados por el miedo a mostrarnos tal y como somos. La máxima “si me muestro como soy el otro no me querrá” está muy extendida.
Otros de los consejos que Ana apuntó son los siguientes:
– Sentir con el otro.
– Trabajar en equipo.
– No hacer daño a propósito.
– Pasar de la renuncia al compartir.
– No tener miedo al silencio.
– Reforzar al otro en lo que se le da bien.