Lecturas 27 de junio, Sábado XIII semana del tiempo ordinario
La salud ocupa una de las primeras preocupaciones del ser humano, aunque a veces se nos olvide. La pandemia de nuevo a puesto la salud en el lugar preferente de la agenda de nuestras sociedades y ahora estamos replanteando cómo ha de ser en adelante el sistema de cuidado de la salud, no solo nuestra sino de todo el mundo.
Jesús cura y al curar aparta el sufrimiento. Lo vemos en las distintas personas que hoy aparecen en en el Evangelio. El punto es que el evangelio no nos habla de un proceso médico, sino que nos habla de un proceso de fe. La salud se vincula a nuestra creencia a nuestro espíritu.
La dimensión espiritual en la curación de las personas es fundamental, y a veces con diferencia de vida o muerte. La fe del enfermo en sostener y agarrarse a la vida se convierte en un elemento clave en la terapia, y ese espíritu es el que da el aire suplememtario a modo de un respirador. No puedo respirar (I can’t breathe) ha sido una de las frases de estos tiempos, tanto los que estaban enfermos de COVID-19 como por el asesinado por la policía en Minnesota. Que el Espíritu nos traiga su aire fresco y nos haga respirar de nuevo.