28 de septiembre, domingo de la XXVI semana del tiempo ordinario.
Juanes tiene una canción titulada «tiempo de cambiar». Vivimos rodeados de comodidades que nos hacen olvidar el dolor ajeno; rutinas seguras, consumo fácil, pantallas que nos aíslan. La tentación de dejar lo que podemos transformar hoy para mañana es grande; pero ese mañana quizá no llegue y las cosas seguirán igual.
El Evangelio presenta al rico que banquetea cada día y al mendigo Lázaro tendido a su puerta. El primero ignora la llamada a cambiar y demasiado tarde comprende su error. La idea es que no hay que esperar señales extraordinarias, la vida misma y la voz de los profetas nos interpelan ya.
Este domingo podría ser tiempo de despertar. Salgamos de nuestras comodidades y escuchemos lo que tantas realidades claman. Salgamos de nuestro cconfortable aletargamiento para que la compasión no se aplace y la esperanza se haga presente hoy.
