Lecturas 11 de diciembre. Viernes II Semana de Adviento
Vivimos en uno de los momentos más acelerados de la historia en el que cada generación se diferencia a antes de las anteriores. De hecho sólo tenemos que ver el enorme salto que hay entre nuestros abuelos y los que pudieran ser nuestros hijos.
La pregunta de Jesús le sirve al evangelista introducir la cuestión del hecho histórico que significa que el Hijo del Hombre habité en una generación concreta. Sirve de juicio a la misma generación para ver en qué modo y medida acoge la propuesta de Dios.
Hoy, nuestra generación puede preguntarse por lo mismo, pero de distinta manera. Hoy nuestra generación tiene el poder de destruir el planeta, tiene el poder de acabar con el hambre en el mundo, tiene el poder de sanar con la medicina, tiene poder para acabar con las guerras, y tiene el poder de acoger al Hijo de Dios. ¿Somos tan distintos a otras generaciones?
Me resuena la parte final del comentario y la del Evangelio:Pero los hechos dan razón a la sabiduría de Dios. Cómo seleccionar los hechos, en qué fijarse, eso me parece lo más difícil de esta generación. Me viene a la cabeza esa advertencia de Martín Luther King de que nuestras generaciones no se lamentarán tanto de las acciones malvadas cuanto del silencio de la gente buena.