6 de julio. Sábado de la XIII semana del tiempo ordinario
Hay veces que parece que toda la vida es ayuno. Se nos olvida esa alegría, ese «bizi poza» que es el fundamento mismo de la vida que conviene expresar y celebrar. En esta sociedad de autorrendimiento nos aleja de esos momentos que nos conecten con las causas de la alegría en nuestras vidas.
La imagen central de la parábola es la de un banquete de bodas. Jesús se presenta como el Esposo, y sus discípulos como los invitados a la fiesta. En este contexto, el ayuno, práctica común de luto y penitencia, no tiene lugar. Sería como si los invitados a una boda se dedicaran a lamentarse. La presencia del Esposo, fuente de alegría y gozo, transforma la vida de sus seguidores, llenándola de un nuevo sentido y significado.
Celebremos la gan boda de la vida, ya sea con banquete o ya sea de otra forma. Es la ocasión para compartir con otros todo aquello que nos une y desde ahí es ocasión de agradecer tanto bien recibido. Feliz sábado y vivan los novios y las novias.