4 de marzo. Sábado de la I semana de Cuaresma
Vivir como Dios sería un buen deseo para hoy y para siempre. Normalmente lo entendemos como que alguien vive indebidamente bien. Pero me da la impresión que deberíamos ir a la literalidad de la expresión: aprender a vivir como Dios.
Jesús nos pone al Padre como modelo, como referencia para nuestro modo de vida y para nuestro modo de amar. Se trata de recuperar el fondo y la radicalidad del amor que en el Evangelio se nos propone.
¿Nos podríamos atrever a vivir como Dios? ¿Qué cosas de mi vida tendría que cambiar? ¿Qué aspectos de mi corazón se tendrían que convertir? Hoy sábado, tal vez podríamos hacer un pequeño ensayo. Feliz sábado.