Cuando el pueblo grita crucifícalo pasan cosas y casi nunca buenas. En un mundo en que en la conversación pública se llama a crucificar ocurre que hay personas crucificadas, apartadas al Gólgota, fuera de la ciudad y fuera de circulación. Tras los crucificados de hoy hay un tumulto que ha gritado crucifícalo.
El pueblo condena a Jesús, mientras Jesús en su impotencia de reo salva. Es el misterio de la salvación que celebramos estos días. El modo en que Dios viene a salvarnos es siempre misterioso, pero sabemos que abraza desde la cruz a todos los crucificados del mundo.
Estos días son para acercarnos a Jesús en su Pasión. Es un modo de aproximarnos a las personas que viven también la pasión en sus vidas y entender al misterio en que Dios se nos hace presente en emdiod el dolor. Feliz Domingo.