5 de abril, Sábado de la IV semana de Cuaresma
No hay ni modo cuando se nos mete una cosa en la cabeza. Nos mantenemos en la idea preconcebida y, aunque los hechos insistan, la realidad se ajusta al prejuicio. Esta dureza de mente nos suele meter en más líos de los que nos convienen.
El primer prejuicio contra Jesús es que es de Galilea y que, por tanto, de allí no puede venir nada bueno a ojos de los judíos de Judea. En el entorno del templo, centro del judaísmo, se monta un lío tremendo que nos prepara para la pasión de Jesús que se aproxima.
Podríamos hacer un ejercicio de revisión de nuestros prejuicios que entran en nuestra mente y corazón sibilinamente y ahí se quedan. Necesitamos mirar con ojos nuevos a la realidad y curar las cataratas que nos impiden verla tal cual es. Feliz sábado.
