21 de enero, Martes de la II semana del tiempo ordinario.
En un mundo donde el ritmo acelerado parece dominar nuestras vidas, muchas veces las reglas protocolos y estructuras, necesarias para el orden, terminan sofocando la verdadera libertad. Vivimos rodeados de normas que a veces olvidan lo esencial: las personas.
Para Jesús las leyes están al servicio del ser humano, no al revés. Cuando el cumplimiento rígido de una norma deja de responder a la necesidad de amar, servir y cuidar, pierde su sentido. La vida y la dignidad de las personas son más importantes que cualquier estructura, porque el corazón de toda ley debe ser siempre la misericordia.
Hoy podríamos mirar cómo nuestras normaas o manías se priorizan frente al amor y la msiericordia. Se trata de poner en orden nuestros afectos y nuestra miarada a la realidad desde la gran misericordia de Dios. Feliz martes.