26 de noviembre, Sábado XXXIV del Tiempo Ordinario.
Hay quien dice que vivimos en una sociedad analgésica, en la que se nos embotan los sentidos, y que no sentimos ni frío ni calor. Otro modo de decirlo es vivir en automático, sin tomar conciencia de la realidad que nos rodea, nos interpela y nos conforma.
Hoy es el último día del año litúrgico, manñana comenzamos el adviento. Es un tiempo de cambio en el que tenemos que estar con los sentidos despiertos para manejarnos oportunamente, sobre todo para reconocer que el Reino de Dios ya está cerca.
Hoy, último sábado de noviembre, podemos tener más modorra, pero precisamente se trata de lo contrario. Hoy podríamos despertarnos tratando de abrir los cinco sentidos, tratando de reconocer como la presencia de la vida está ahí, justo ahí que casi puedo tocarla, sólo tengo que despertar. Feliz sábado.