Lecturas 10 de agosto. Lunes XIX tiempo ordinario.
El selfie se ha convertido en un auténtico fenómeno social. Son fotos que uno se hace a sí mismo y que en algún modo denotan que uno mismo es el centro del universo. El importante soy yo, no el paisaje, no los amigos, no la obra de arte de un museo, ni tampoco el artista; lo fundamental del selfie es que salga yo.
Jesús nos advierte sobre el horizonte del amor, y nos indica que ha de salir del propio querer e interés buscando al otro. Eso requiere renunciar a uno mismo para encontrar en el otro y en sus necesidades la mirada del servicio.
Nuestra sociedad nos impulsa a convertirnos en el centro del universo, pero el universo nos impulsa a reconocer nuestra fragilidad y pequeñez. Es necesario quererse a uno mismo, pero como base para querer a los demás, porque amamos según nos han enseñado a amar.