29 de septiembre. Domingo de la XXVI semana del tiempo ordinario
En un mundo cada vez más híbrido es importante saber cuáles son las raíces que sostienen nuestra identidad. Se trata del ejercicio de reconocer qué es lo importante y qué es lo accesorio para reconocer en otros y en nosotros lo fundamental.
Hoy encontramos una llamada a la inclusión y a la radicalidad. Inclusión hacia aquellos que, aunque diferentes, actúan en nombre de Cristo. Y radicalidad en la lucha contra aquello que nos aparta de la vida plena en Dios.
Hoy podríamos agradecer neustras raíces que nos unen a otros pero que nos hacen distintos. Esas raíces que nos ayudan a ser radicales en las opciones fundamentales que acompañan nuestras decisiones clave. Feliz domingo.