10 de enero, Martes de la I semana del tiempo ordinario
El gran griterio mediático que nos asola me recuerda al hombre que tenía un espíritu inmundo. Ese espíritu que le impide convivir y estar con otros y que de alguna manera genera conflictos con su gente. Justo algo parecido nos pasa en nuestro mundo, que hay espíritus inmundos que nos impiden vivir juntos.
La enseñanza de Jesús transforma el espíritu del hombre, que pasará de ser un espíritu inmundo (un espíritu desordenado, en modo kaos, sucio,…) a un espíritu del mundo (es decir bello, en orden,…). La palabra de Jesús le hace y nos hace mejores.
Hoy podríamos disfrazarnos de cazafantasmas e ir contra los espíritus inmundos más próximos que tenemos. Esos que nos hacen gritar, esos que nos hacen hablar mal, esos que dificultan nuestra convivencia. Nos hace falta un poco de ese cállate de Jesús para que le dejemos hablar algo más a Él. Feliz martes.
Cuál es la diferencia entre un espíritu impuro y un espiritu inmundo?