Lecturas 1 de noviembre. Domingo. Todos los Santos
En estos días el ánimo va aflojando. Nos vemos rodeados por el COVID-19 que está cambiando toda nuestra vida, y mayormente a peor. En esta situación hay personas concretas que viven gravemente las consecuencias de la pandemia, ya sea en su salud, en su sustento económico, en su futuro,…
Jesús habla a un pueblo desconsolado que necesita de esperanza y ánimo. Hoy Jesús comienza su discurso con las bienaventuranzas donde recoge los dos lados de la realidad, lo negativo y lo positivo, pero que termina esta parte llamándonos a vivir la alegría.
Necesitamos animarnos los unos a los otros, necesitamos no estar constantemente enfadados y ser capaces de construir esperanza y solidaridad. No se trata de un buenismo bobalicón, sino se trata de ser buenos como el Padre y como Jesús. Se trata de que nuestra alegría sea porque me vaya bien, sino que nuestra alegría se funda en algo más profundo que nace de la fe, que es creer en aquello que no se ve. Hoy se nos invita a ser apóstoles de la alegría.