Lecturas 26 de junio, Viernes XIII semana del tiempo ordinario
La irrupción del COVID-19 en nuestras vidas ha generado una serie de cambios, que al menos, nos hace pensar en lo que hacíamos antes como algo obvio y natural. En la vida de antes, tocar, besar, dar la mano, abrazar, estar pegados,… era algo bastante normal. Somos cuerpo y con el cuerpo nos expresamos, nos relacionamos y nos acercamos a los demás.
En el episodio de hoy Jesús toca a un leproso, lo cual era mucho peor que entrar en marzo a una sala de espera de enfermos COVID sin EPI. Jesús rompe el tabú de pureza ritual y se acerca al excluido por la enfermedad y su mano sanadora nos recuerda a la mano de Dios creadora en la Capilla Sixtina que toca la mano de Adán.
Hoy nosotros nos hemos distanciado, la relación corporal se ha vista mediada por las pantallas y la voz transmitidas telemáticamente, pero seguimos echando de menos esa dimensión comunitaria y de pertenencia que nos da el achucharnos. Seguimos necesitando achucharnos para decir te quiero, para dar nuestras condolencias, para felicitar, para saber que estás aquí, porque aunqeu haya COVID y haya internet, seguimos siendo cuerpo.
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