16 de diciembre, Viernes III Adviento
A lo largo del día nuestros ojos reciben un bombardeo de luces. Hoy especialmente destacan las luces que nos vienen de las distintas pantallas que miramos a lo largo del día y me atrevería a decir que nos iluminan tanto que vivimos deslumbrados, de tal modo que al final no vemos nada.
La venida de Jesús no es un instante de luz, sino es algo distinto que alumbra la verdad del Reino. Es esa luz, primero pequeña, pero que siguiéndola como la estrella de Belén nos lleva a reconocer al Mesías en un pesebre en mitad de la noche.
Una propuesta para hoy podría ser cerrar los ojos durante dos minutos. En ese tiempo podríamos discernir cuál es la luz que nos ilumina y cuáles las que nos deslumbran. Se trata de ver esos instantes que se convierten en faros que nos guían en la vida. Feliz viernes.