La dignidad no se silencia

2 de agosto,sábado XVII del tiempo ordinario

Vivimos tiempos donde la verdad incómoda sigue incomodando. Quien se atreve a denunciar abusos o a cuestionar el poder, a menudo paga un alto precio, mientras la comodidad de otros alimenta su silencio. La historia se repite ahora en Gaza y otros sitios; aunque cambien los nombres y los escenarios, la dignidad del ser humano está herida de silencio.

Juan el Bautista es asesinado no por error, sino por cobardía, espectáculo y cálculo político. Su voz clara y valiente se enfrenta al desorden del poder, y su vida acaba sacrificada en una fiesta. El Evangelio muestra que la fidelidad a la verdad no siempre recibe aplausos.

Hoy, una vez más, podríamos pedir valor para atrevernos a vivir con integridad, aunque incomode a lo políticamente correcto. Cultivemos el valor de alzar la voz ante la injusticia y no miremos hacia otro lado. Que la memoria de quienes no se vendieron nos inspire a no ceder al miedo. Feliz sábado.

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