13 de octubre. Domingo de la XXVIII semana del tiempo ordinario.
En nuestra sociedad vivimos tan bien que nos cuesta mucho renunciar. Nuestro confortable estilo de vida nos mete en una especia de cárcel que no nos permite decir que no a algunas dinámicas, y que por tanto nos atrapa en una especie de teleraña de la que nos cuesta escapar.
El joven rico representa la dificultad del renunciar. Todo está bajo su control, menos la llamada de Dios a dar un paso más y desprenderse de aquello que le quita la libertad para el seguimiento, la auténtica libertad del Evangelio.
A veces nuestra trsiteza social tiene que ver con el miedo a perder no sabemos muy bien qué. Responder a la soceidad del miedo requiere libertad para la alegría de lo nuevo que nos está esperando un poquito más allá. Feliz domingo.