22 de agosto, viernes de la XX semana del tiempo ordinario. Bienaventurada Virgen María Reina
En medio de un mundo lleno de normas, protocolos, reglas y exigencias, muchas veces nos despistamos. La vida nos pone frente a dilemas éticos, sociales y personales que nos obligan a elegir prioridades. Entre tanto ruido, necesitamos descubrir lo que pueda dar coherencia a todo.
El Evangelio nos recuerda que, en lo esencial, todo se resume en cuidar de la raíz profunda de nuestra vida y cuidar del otro como de nosotros mismos. Lo verdaderamente importante no son las normas aisladas, sino aquello que da sentido a lo que hacemos.
Estamos invitados a simplificar lo complejo y a centrar nuestras fuerzas en lo que de verdad construye. Pongamos en el centro nuestras relaciones, cultivemos la empatía y aprendamos a vivir con un corazón abierto. Feliz viernes.
